VIÓ la piedra corrida del sepulcro y CONFÍO, siendo la primera testigo de la Resurrección.
LLORÓ porque el Señor no estaba en la tumba y ESPERÓ el encuentro.
PERFUMÓ los pies del Señor y CUSTODIÓ su fragancia y su mirada amorosa en el corazón.
ESCUCHÓ su nombre en los labios del Maestro y ACEPTÓ ser mensajera de vida.
ANUNCIÓ a los apóstoles que Jesús está vivo y ABRAZÓ la misión como su proyecto de vida en comunidad.
Elle es MARÍA MAGDALENA.